El escándalo, inconformidad y hasta abandono de los usuarios de la red social de fotos Instagram es un botón de muestra de la importancia que tiene el que leamos el contrato, condiciones de uso o aviso de privacidad, o como le llamen, pero en el que se establece cómo será utilizada la información proporcionada por los usuarios.
Aunque la polémica desatada por Instagram tiene su origen en la posibilidad de que la red social venda las fotos publicadas por los usuarios; la verdad es que de acuerdo con la regla cuestionada, Instagram podría recibir pagos por que aparezca el nombre del usuario, imagen, metadatos asociados a las fotos, y/o acciones que realice el usuario, en relación con los contenidos de pago o patrocinados o promociones sin compensación alguna para el usuario.
Además de las cuestiones económicas, el asunto tiene connotaciones de riesgos a la privacidad de las personas, cuyas fotos, imagen y acciones podrían ser divulgadas exponiéndolos a situaciones que pueden comprometer su seguridad y privacidad.
Aunque la red social se haya disculpado por un supuesto malentendido de la regla contenida en sus términos y condiciones, la inconformidad ha crecido de tal modo que empezaron a registrarse cancelaciones de cuentas de usuario, aunque no multitudinarias, orientadas con pasos a seguir que algunos medios de comunicación publicaron en apoyo a los usuarios deseosos de cancelar y llevarse sus fotos para evitar su publicación comercial por Instagram.
Para acceder a cualquier red social es obligatorio proporcionar datos personales y aceptar los términos y condiciones de uso y de privacidad de la red. Según la naturaleza de la red, el usuario seguirá suministrando otro tipo de información, como datos personales, textos, fotos, videos, documentos, entre otros.
La medida y reacciones suscitadas por el caso Instagram deja percibir que los usuarios no ponen atención, no leen, los términos y condiciones de uso del sitio web o red social. Y es comprensible. Muchas veces leer los términos y condiciones es desgastante. Porque son textos muy largos, o porque aceptarlas es condición obligatoria para usar el servicio del sitio web. Además no hay posibilidad de cambio de tales reglas.
Es recomendable leer los términos y condiciones para el uso del servicio, por muy desgastante que resulte hacerlo. Revisar la configuración de seguridad del servicio para autorizar o negar lo que sea posible. Y publicar solamente lo que consideremos que sea del interés público o de familiares y amigos. Para cosas privadas es mejor contratar un servicio de respaldo u hospedaje en linea que utilizar a la red social como depósito de todo tipo de información.
Por supuesto, es importante que la autoridad regule los términos y condiciones anteponiendo siempre la seguridad y privacidad de las personas, y exigiendo de las redes sociales el cumplimiento de mecanismos automatizados para asegurar su cumplimiento.